martes, 24 de febrero de 2015

~~~~~

Esa sensación amarga que te deja un mal sabor de boca. Ese sentimiento de impotencia al intentar expresar lo que sientes con palabras mediante tinta y papel, pero no poder.

Entonces, meditas. Meditas la forma de ser capaz de escribir tus emociones en el cuaderno, pero no puedes. No llegas a ninguna solución. Es más; la desconoces. Colocarte a ti mismo esa barrera que te impide seguir adelante con el "no puedo". Creer que es imposible. Que el nido que tienes en tu cabeza está demasiado revuelto cómo para que pueda ser escrito. Preguntarte que, si ni si quiera tus pensamientos están ordenados, ¿Cómo vas a expulsarlos de una manera organizada para poder ser leídos? Que ni tu mismo te comprendes... Reflexionar mil cosas y perderte en tus propias ilusiones...

No obstante, aquí es cuando te das cuenta de que tus emociones han podido contigo y con esa impotencia del principio. Llegar al punto de que no puedes parar de escribir. Escribes, escribes y escribes, hasta que o tu mano o tu cabeza no puedan más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquier comentario con un lenguaje obsceno, será borrado.